¿Qué siente un bebé en el vientre?

Su embarazo había transcurrido con normalidad hasta que Andrea se separó de su esposo. En las siguientes visitas a su gineco-obstetra, la futura madre recibió la noticia de que, en lugar de aumentar de peso, el bebé adelgazaba rápidamente. La carga emocional de la ruptura con su pareja marcó también al pequeño, quien desde el vientre parecía acompañar a su madre en su tristeza y soledad. La gestación de una nueva vida es un milagro, y hasta cierto punto un misterio.
¿Puede realmente el feto deprimirse en el vientre? ¿Es posible que sienta si es o no deseado? ¿El estado mental de la madre podría causarle alguna dificultad? Especialistas revelan que hay alto grado de relación entre el estado emocional y mental de la madre y el feto.
Estado natural
Hay que destacar que el embarazo en sí mismo tiene implicaciones psíquicas. La psicóloga Ana Mirtha Vargas comenta que las mujeres gestantes suelen padecer el TOC, “un trastorno de ansiedad que produce pensamientos continuos e indeseados que impulsan a repetir rutinas y rituales”. Además durante los nueve meses se vive estrés, hipersensibilidad o susceptibilidad.
“Hay una tendencia marcada a estar más emotiva, cualquier cosa emociona y hace llorar”, explica. Además la mujer está más débil y vulnerable.
MÁS DETALLES A CONSIDERAR
En el embarazo se incrementan la somnolencia, el umbral de dolor y el humor se torna cambiante. Hay mayor irritabilidad, tendencia a sentirse cansada y confusa, problemas de memoria y concentración, pensamientos negativos, miedos, fantasías y sueños.
“Siempre se ha dicho que los niños sienten todo durante el embarazo y perciben el estado anímico de la madre”, indica la ginecóloga, obstetra y experta en fertilidad Elaine Rosario.
Detalla que si la madre está triste o contenta, así mismo se sentirá el niño o niña.
Las emociones van de la madre al hijo por nacer Los cambios emocionales naturales debido a los procesos biológicos y psicológicos que se producen en el embarazo pueden influir en la evolución física de la gestación. La psicóloga Ana Mirtha Vargas explica que la exposición a altos niveles de estrés prenatal, sobre todo durante las primeras semanas de embarazo, “impactan de modo negativo en el desarrollo cerebral del feto, determinando alteraciones del desarrollo de las habilidades intelectuales y del lenguaje entre otras complicaciones.
Añade que hay incluso estudios que afirman que el estrés intenso durante el embarazo podría traducirse en un parto prematuro o bajo peso en el bebé.
“La hipótesis que manejan los investigadores es que los niveles elevados de hormonas del estrés asociadas con la depresión y ansiedad, como el cortisol, pueden reducir el aporte sanguíneo a la placenta e inducir a un parto prematuro”, comenta Vargas.
Situación de riesgo
Más allá del desbalance psíquico natural, una situación extrema puede causar dificultades en la madre y el futuro bebé. La primera que menciona Elaine Rosario, gineco-obstetra y especialista en fertilidad del Centro de Fertilidad y Reproducción Humana (Cenfrhu) es una violación. Un embarazo que resulta de una relación no consentida tiene graves consecuencias psicológicas para la madre y su hijo o hija.
“Se convierte en un hijo o hija no deseado y la madre tiene sentimientos de ira, esto será un componente emocional muy fuerte que el feto va a percibir”, refiere.
Aunque las repercusiones inmediatas no pueden estudiarse directamente porque el feto se encuentra en el vientre, pero hay evidencias de secuelas psicológicas a medida que el niño crece. Rosario afirma que el sentimiento de rechazo entre madre e hijo puede permanecer.
La pareja
Hay evidencias científicas de que las mujeres que viven un embarazo no deseado o esperado tanto dentro como fuera del matrimonio, o aquellas que gestan en medio de un percance en la pareja, como un proceso de pelea, distanciamiento o de divorcio, pueden padecer una hiperémesis gravídica, “que es un aumento de los malestares propios del embarazo que puede llegar al punto en que la paciente tenga que ser internada por la deshidratación severa, y esto puede alterar también la salud del bebé”.
Vargas asegura que existe un vínculo especial entre la madre, el padre y la criatura por nacer desde que se encuentra en el vientre. “Es fundamental que la madre se procure un ambiente armónico, proveyendo afecto y apoyo, además de una buena alimentación al bebé por nacer”, dice, y añade que ya que el nonato puede ver, oír, experimentar, degustar e incluso, de manera primitiva, aprender dentro del útero de la madre, es necesario que los padres asuman una relación armónica desde la concepción.
En la medida en que la mujer embarazada pueda expresar sus preocupaciones a su pareja y encontrar apoyo emocional y físico, todo será más fácil. Debe siempre procurar relajarse, llevar a cabo los ejercicios de respiración y meditación es recomendable, pero sobre todo sentir respaldo, cariño y comprensión durante toda la gestación.
Casos especiales
Una afección psicológica grave o una condición psiquiátrica como esquizofrenia, depresión profunda o hasta retardo mental en la madre tiene implicaciones para el feto. La ginecóloga explica que en este tipo de paciente el peligro está en que no son conscientes de que están embarazadas o de lo que implica su estado.
Además la medicación de estas condiciones suele estar contraindicada en la gestación.
“Los eventos inesperados también tienen repercusión psicológica que trae secuelas para el feto”, explica Rosario.
Un susto muy grande como la explosión de una goma muy cerca, la muerte trágica de un familiar o la pareja, que un ladrón irrumpa en la casa o ser víctima de un atraco puede causar desprendimiento de la placenta o ruptura de membrana (se “rompe la fuente”). De no tratarse a tiempo, estas consecuencias pueden ser fatales.
RECOMENDACIONES EN TORNO A LA FERTILIDAD
Tratar de sobrellevar la irritabilidad y el estrés durante el embarazo garantiza un bebé más sano y feliz. Si ocurre un inconveniente, el proceder debe ser buscar ayuda de manos del ginecólogo, que es el especialista que conoce la historia clínica, familiar y el estado anímico de la futura madre. Esta es la persona adecuada para recomendar una ayuda psicológica o psiquiátrica, de ser requerida.
En materia de fertilidad, Rosario comenta que “de diez de mis pacientes, ocho tienen problemas para quedar embarazadas y muchos casos están asociados a la ansiedad, la presión y el estrés por el deseo inmenso de tener un hijo. Esto muchas veces bloquea el proceso”.
Advierte que aunque las parejas sientan que al acudir a un experto la solución llegará enseguida, a veces el proceso toma tiempo, situación ante la cual se debe mantener la calma, de lo contrario empeoraría la situación.

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