Luz verde al área de libre comercio más grande del mundo

"Esta noche estoy anunciando que comenzaremos las negociaciones para un amplio acuerdo comercial con la Unión Europea".

Esta solitaria frase del discurso del estado de la Unión de Barack Obama puede ser la más importante para el futuro de la economía mundial, al allanar el camino para la creación del área de libre comercio más grande del mundo.

La Unión Europea (EU) es el más importante socio comercial de Estados Unidos: entre ambos representan más de la mitad de la economía mundial.

Las palabras de Obama fueron música para los oídos de la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron, que han hablado públicamente en favor de un acuerdo comercial.

En su primera reacción al discurso, el primer ministro británico mostró su beneplácito: "Eliminar las barreras comerciales que quedan para asegurar un amplio acuerdo comercial no será fácil y requerirá valentía de ambas partes. Pero un acuerdo será ampliamente beneficioso", dijo Cameron.

Con un 2013 incierto a la vista y el permanente desafío de Asia en el horizonte, la negociación es un camino abierto para que la economía de los países desarrollados salga del marasmo que siguió al estallido financiero de 2008.

Bill Reinsch, presidente del National Foreign Trade Council de Estados Unidos, un grupo que promueve el libre comercio, señaló que el acuerdo es fundamental para hacer frente al desafío de un nuevo orden global.

"Tanto Europa como Estados Unidos están enfrentando el mismo reto: China. Creo que hay una creciente conciencia de que la mejor manera de combatir este desafío es unirnos", señaló.

El potencial es indudablemente inmenso. El comercio entre ambas partes se acerca a los US$3.000 millones diarios. Los aranceles son bajos –un promedio del 3%-, pero su eliminación en un intercambio tan masivo supondría un gigantesco estímulo y un significante ahorro que podría trasladarse al consumo.

No cabe duda de que ambas partes lo necesitan. Mientras Asia, América Latina y Africa tienen una respetable perspectiva de crecimiento para este año, la Unión Europea, con el pantano de la eurozona, el gigantesco endeudamiento y los programas de austeridad en medio, está luchando por evitar la recesión, mientras que Estados Unidos sufrió una contracción en el último trimestre del año pasado y necesita un crecimiento menos esquelético que el actual para recuperar el terreno perdido.

Pero los obstáculos a una zona de libre comercio son también gigantescos. Si el anuncio de Obama fue música para Merkel y Cameron, el sonido fue un poco más disonante para Francia, siempre preocupada por cualquier amenaza a los subsidios agrícolas que se llevan casi el 40% del presupuesto europeo.

El tema agrícola –que ha complicado la negociación de una Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la UE– no es el único obstáculo.

Una verdadera pesadilla es la armonización regulatoria de la industria automotriz, farmacéutica, alimentaria y del juguete a ambos márgenes del Atlántico.

Esta armonización es tan compleja que no está del todo saldada en el interior de los 27 países que componen la UE.

Un caso que promete largas batallas son los alimentos genéticamente modificados que tienen fuertes trabas en Europa.

La brevedad del anuncio de Obama –una sola oración con un infinito potencial– puede deberse a que no había mucho más que decir o a que, según la prensa estadounidense, el grupo de la UE y Estados Unidos que está trabajando sobre el tema solo pudo dar la luz verde el mismo martes, unas pocas horas antes del discurso del presidente.

El grupo ha discutido durante más de un año si las conversaciones avanzarían hacia un acuerdo limitado que cubra simplemente aranceles o abordaría los temas más densos como medio ambiente, agricultura, industria farmacéutica y automotriz.

No hay ninguna garantía de que las negociaciones vayan a llegar a buen puerto. Las alternativas son varias: un fracaso total, un acuerdo limitado a los aranceles, uno más amplio con períodos de adaptación para los distintos sectores, como los que han gobernado otros tratados de libres comercio.

Los pesimistas señalan que tomará años. El modelo Mercosur-UE es un ejemplo de las dificultades. A fines de 1995 ambos firmaron un Acuerdo Marco Interregional (AMI), paso previo a un Tratado de Asociación, basado en el libre comercio, la cooperación y el diálogo político.

Unos 18 años más tarde está claro que persisten barreras al libre comercio, pese a lo cual, mandatarios de ambos lados del Atlántico siguen expresando sus aspiraciones de un acuerdo.

La crisis económica mundial, que puede complicar la negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea, podría también acelerarla, sobre todo cuando el fantasma de la competencia asiática está tocando a la puerta de los países desarrollados.


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